Empeñados en conseguir que su mensaje de libertad en clave musical llegue a cada vez más gente, los Allman Brothers pasan la mayor parte de 1970 en la carretera, consolidando su reputación como una de las mejores bandas en directo de América y convirtiendo a nuevos acólitos cada noche. Los pocos descansos que les permite su apretado calendario los pasan en The Big House, una casona señorial en Macon adquirida por Duane, Gregg y Berry Oakley tras la edición del primer disco de la banda. Hoy convertida en un museo sobre la historia de los Allman, la Big House es el cuartel general donde los músicos conviven, componen, ensayan y reciben a sus invitados. La casa se convierte en parada obligatoria para cualquier músico de paso por Georgia, y el tránsito de visitantes alcanza unas proporciones tales que inspira el título de su segundo disco Idlewild South, en referencia al aeropuerto de Nueva York, que por entonces aún seguía siendo conocido como Idlewild Airport pese a haber cambiado su nombre por el de JFK tras el magnicidio de 1963.
El 26 de agosto Duane Allman telefonea a su amigo el productor Tom Dowd para invitarle al concierto que la banda va a ofrecer esa noche en el Convention Center de Miami, Florida. Dowd se encuentra en los Criteria Studios trabajando en el primer disco de Derek & The Dominos, la nueva banda que Eric Clapton ha formado unos meses atrás junto al batería Jim Gordon, el bajista Carl Raddle y el teclista Bobby Whitlock, a los que conoció durante su gira con otros pioneros del rock sureño: Delaney & Bonnie. Alentado por la perspectiva de poder conocer al tipo que había tocado el solo de guitarra en la versión de “Hey Jude” de Wilson Pickett, Clapton decide acompañar a Dowd al concierto de los Allman Brothers. Un encuentro histórico está a punto de tener lugar.
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