Hace menos de un año que se anunció la formación de Dead & Company y entonces ya expliqué con detenimiento las razones de mi profunda decepción. No me parecía bien que tres de los cuatro miembros supervivientes de los Grateful Dead (Bob Weir, Bill Kreutzmann y Mickey Hart) volvieran a girar apenas unos meses después de Fare Thee Well, el evento que había sido anunciado a bombo y platillo como el punto y final de la historia de la banda.
Aún más desconcertante me resultó la elección de John Mayer como guitarrista, quizá uno de los tipos menos indicados del mundo entero para calzarse las botas de Jerry García, tanto por su bagaje musical como por su aura de celebrity televisiva, que para un servidor simboliza todo lo contrario al espíritu Dead.