Man se encontraban en el mejor momento de su carrera en la primavera de 1972. En noviembre del año anterior habían publicado su mejor disco hasta la fecha, Do You Like It Here Now, Are You Settling In? que les había granjeado las alabanzas de la prensa musical, y se habían sobrepuesto a la marcha del teclista Clive John (Clint para los amigos) a principios de año, emergiendo del revés con energías renovadas y una formación que probablemente sea la más icónica de toda su carrera. Prescindiendo de teclados, el ahora cuarteto formado por las guitarras del diminuto mago de las seis cuerdas Micky Jones y el cowboy Deke Leonard, y la abrumadora base rítmica integrada por ese inclasificable personaje, cruce entre Keith Moon y el Dalai Lama, llamado Martin Ace al bajo y el infatigablemente preciso batería Terry Williams, era una de las bandas psicodélicas más espectaculares e inclasificables de toda Europa.
Su iridiscente poderío sobre un escenario quedó reflejado en su participación en el doble álbum Greasy Truckers Party, crónica de un concierto benéfico en el Roundhouse londinense junto a Hawkwind y Brinsley Schwarz, que se abría con un lisérgico viaje de más de 20 minutos a través de su tema más emblemático “Spunk Rock”, así como en el apabullante directo Live at the Padget Rooms, Penarth, registrado en el mes de abril en su Gales natal. Editada en septiembre, la limitada tirada de 8000 copias de Padget Rooms se agotó en una semana, presagiando un futuro triunfal para Man. Pero para entonces, siguiendo una tradición aparentemente grabada en su ADN, la banda había implosionado, y tras urdirse las conspiraciones y rodar las cabezas, a través del humo de la batalla había surgido una formación totalmente nueva.